Esto es el planeta corderoy, ponete el casco!!

miércoles, febrero 1

Mañana es el día en que comienza mi muerte

En un delta "t" de tres días me muero, si eso no pasa voy a borrar este post, y si pasa...
Fui feliz, tuve una guitarra electrica, aprendí a tocar teclado, guitarra, mujeres, etc.
Agradezco a todos los hijos de mil puta que me hicieron la vida un poquito mas dificil, logré distraerme manga de mal paridos.
Gracias, un abrazo a los que me quieren de verdad.
1 de febrero de 2005, 1:47 A.M.
Maxi

lunes, noviembre 28

La imagino de pequeña, sentada en sus rodillas. Mientras la acaricia y le dice que es su princesa...ella esta alegre, lo puedo ver.
La vi a mi lado casi quebrada, con esa vida que nunca eligió.
Cada vez que a alguien le ocurre algo malo, la primera intención es culpar a otro, putearlo. Creyente o ateo, en el fondo se desea que exista ese bendito Dios para que nos solucione el problema. Eso casi nunca pasa, por eso culpamos a Dios, le tiramos la mierda de lo inexplicable a él.
Ella no, ella en cambio rezó.
No pasó nada. A ella le duele, y a mi me duele su vida y que le duela.
y sí, putié a Dios, ella no. Rezó.

viernes, noviembre 25

Un sin nombre viejo.

(Del cuadernito)
Tu vida siguió, como sigue la mía
Como un vagabundo que no encontró rincón
En algún momento los pies,
de cemento,
se cansarán.

Callada, me ves como te veo
y yo hablando, porque no quiero verte.

jueves, noviembre 10

Extracto de La metamorfosis (El Asno de Oro, APULEYO)

Insistiendo en la veracidad de estas informaciones y sumamente agitada, entra en la estancia y saca del cofre la cajita; yo recojo esta cajita con ambas manos y la cubro de besos; en primer lugar la conjuro para que me otorgue el favor de un vuelo feliz; al instante me despojo de toda mi indumentaria y meto ansiosamente las manos dentro; saco un poco más de ungüento y me froto a fondo todos los miembros de mi cuerpo. El ardiente deseo de parecer un ave me lleva a mover alternativamente mis brazos; no aparece el menor síntoma de pelusa ni de plumas; la clara realidad es que mis pelos se endurecen como cerdas; mi suave cutis adquiere la rigidez del cuero; en mis extremidades no se pueden ya contar los dedos, pues cada miembro termina en uno solo con una sola uña; y en la última vértebra me sale una larga cola. Mi rostro pierde toda proporción: me crece la boca, se me ensanchan las narices, me cuelgan los labios; de la misma manera se cubren de pelo y se desarrollan exageradamente las orejas. En la triste metamorfosis, como único consuelo, veo que, si bien ya no puedo tener a Fotis en mis brazos, se abrían para mí nuevas posibilidades naturales.

Sin saber cómo salir del trance, al fijarme en todos los pormenores de mi persona y ver que no era un ave sino un asno, me pongo a maldecir la conducta de Fotis; pero me faltaba ya el gesto y la palabra de las personas; tan sólo podía dejar caer el labio inferior y reclamar en silencio mirándola con los ojos húmedos. Ella, al verme en tal estado, empezó a golpearse desesperadamente la cara con ambas manos y exclamó: «¡Pobre de mí, estoy perdida! El miedo y la precipitación han hecho que me equivocara; el parecido de las cajas ha originado mi confusión. Por suerte es bastante fácil hallar un remedio a esta metamorfosis: pues te bastará masticar unas rosas y dejarás de ser asno para volver a ser en el acto mi querido Lucio. ¡Ojalá hubiera seguido esta tarde mi costumbre de ir a buscar unos ramos de flores! Así no hubieras tenido que esperar ni el transcurso de esta noche. Pero en cuanto amanezca, tendrás el remedio a tu disposición.

Así se lamentaba Fotis. Aunque yo era un asno perfecto y una acémila había sustituido mi personalidad de Lucio, no obstante conservaba la sensibilidad del hombre. En mi fuero interno deliberé mucho tiempo y muy a fondo si debía matar a aquella abominable malhechora haciendo recaer sobre ella una lluvia de coces y atacándola a mordiscos. Una reflexión más sensata me hizo desistir del peligroso proyecto: si mataba a Fotis para castigarla, eliminaría también la posibilidad de salvarme con su ayuda. Con la cabeza gacha y en movimiento, me puse a rumiar las circunstan­cias de mi humillación y, doblegándome ante el inexorable trance, me dirijo a la cuadra para hacer compania a aquel caballo que había sido mi dignísíma montura; allí encontré también instalado a otro asno, el de mi antiguo huésped Milón. Y si por un sentimiento secreto y natural hubiera entre los animales, aunque sin poder expresarse, alguna relación sagrada de hospitalidad, yo me figuraba que el caballo aquel, al reconocerme, me acogería con simpatía y me daría un trato de preferencia como huésped. Pero, ¡oh júpiter hospitalario! ¡Oh secretos designios de la Buena Fe! Mi noble corcel susurra al oído del asno y ambos conciertan inmediatamente mi ruina. Temen sin duda por su ración al verme acercarme al pesebre; y, con las orejas gachas, se lanzan rabiosos contra mí a coces despiadadas. Me echaron muy lejos de la cebada que la noche anterior habían servido mis propias manos a aquel queridísimo servidor.


lunes, noviembre 7

Es tan corto el tiempo que separa un par de risas a que sientas el culo en la garganta...
Estamos sumisos al destino? LLamalo así, llamalo azar, llamalo como quieras...la cosa es que estoy acá, pero que cagaso que me pegué.
Y el momento se dio para que fuera yo...que suerte, y que mala para mí.

domingo, octubre 23

La Noche


Fuimos tres bajo el aire helado, pero la paranoia fue mayor que el frío
Alguién nos observaba Quizás detrás de aquél arbol acuarelado
O en aquella calesita brillante Mis sentidos se tornaron espesos; tambien la vista, los sonidos, el aire... Fui sumiso por el miedo...los colores chorreantes, las luces naranjas tan tétricas La paranoia fue mayor, y esa voz que me decía:" cuando esto pase, te pegás un tiro" El viento quería tajear mis piernas, yo quería no dejarlo, pero tan sólo no podía dejar de mirar Tras un suspiro, todo calmó...aunque seguía bajo el agua...pero pude ver lo que era... Sólo un pobre diablo, tirado allí, y yo moría de verguenza...
No quería verme así, ni que me vieran así...ay! mis piernas! Lo que parecia un mundo inhabitado, saturose de personas...inquietas
Al pasar se llevaban de recuerdo una risa, del pobre diablo
Aún así, seguía muriendo de verguenza
Amanecía, y un hombre oscuro sin rostro nos regalaba miradas (sin rostro)
A lo lejos, nos amenazaba
Partimos, yo esperaba el final...mi cuerpo temía por la maldita lengua,
luego mi voz ya no era la misma
Con la llegada del sol, el terror desapareció... En un baldío vacío, mi boca si se abría rociaba vanalidades
Mis ojos no creían, y se desataban las risas
Yo seguía espeso, y hasta la basura me llamaba la atención
Y en mi cabeza esa voz de mierda, que imploraba un tiro
Nuevamente me tranquilizo, respiro profundamente...creo que todo pasó
Sin embargo, la señora que caminaba hacia aquí, no llega jamás
Quiero irme, pero no se dónde
Quiero irme lejos, escapar de la verguenza
Olvidarme por un rato, del imbécil que soy

viernes, octubre 7

No totalmente humilde

Proposición verdadera en el ambiente universitario:
"O soy grosso, o tengo demasiada suerte".

Este "O" como verán no es excluyente, porque creo que es un poco de ambas. Claro, dejando un poco de lado mi humildad.

Sin la suerte, Sería Piragón fuera del fuego...

Nota: En otros campos de la vida, ni soy grosso, ni tengo suerte.